El puente de Ariza se encuentra en una zona próxima a Úbeda (Jaén) y presenta distintas temporadas de visibilidad debido al ascenso y descenso de las aguas que cubren el embalse del Giribaile. Este puente fue construido en el siglo XVI por el arquitecto Andrés de Vandelvira con la finalidad de salvar el río Guadalimar y para facilitar la vía de paso entre el sur peninsular y Castilla o como paso alternativo al Despeñaperros. Desde 1998, este puente quedó sumergido bajo las aguas del pantano y, desde entonces, debido a las épocas de sequía y dependiendo de las reservas hidráulicas, su inmersión resulta intermitente. La estructura presenta 100 metros de longitud trazados en sillería con piedra arenisca y cinco ojos de medio punto ubicados de manera simétrica alrededor de un arco central. La actuación respecto a este tema resulta difícil por la falta de acuerdo entre la Junta de Andalucía y el Estado (Confederación Hidrográfica del Guadalquivir). Actualmente, forma parte de la Lista Roja del Patrimonio elaborada por Hispania Nostra.
En 1998, cuando el embalse comenzó a inundar el puente, el Ministerio de Medio Ambiente de entonces, aprobó un proyecto para trasladar el puente piedra a piedra hasta un paraje cercano a Úbeda. Sin embargo, un estudio realizado el pasado año por la Junta de Andalucía, determinó que el viaducto se encuentra en un paulatino deterioro y en riesgo de derrumbe de algunas piezas de la cornisa. El puente de Ariza experimentó una consolidación de su estructura en 1868, en la que se rebajó su perfil alomado. Más tarde, en 1980, se realizó otra intervención sobre la estructura. Un ejemplo de este fenómeno es el del puente romano de Alconétar sobre el río Tajo que, en 1969 fue reubicado en un municipio de Cáceres cuando se construyó la presa de Alcántara. Castilla y León y Andalucía son las dos comunidades con mayor número de patrimonio inscrito en la Lista Roja y Jaén, la provincia con más monumentos amenazados y en riesgo de desaparición -un total de 49-.